La Administración “Rosa” de Carlos Peña
La agenda política de los gobiernos tradicionalmente es marcada o trazada por quien se encuentre al frente del mismo, y esto depende de diversos factores: los poderes fácticos del momento, los compromisos adquiridos durante la carrera que antecede a quien está encumbrado y los lazos familiares principalmente.
En Reynosa, a lo largo de los años, hemos tenido gobiernos y gobernantes de todo tipo: profesionistas, doctores, empresarios, agricultores y un sinfín de líderes que, en su momento y de acuerdo a su forma de vida, han trasladado su personalidad para darle un sello único a su forma de gobierno.
Los alcaldes que eran doctores hicieron de las consultas médicas la columna vertebral de su administración porque es lo que habían vivido. Otros le dieron sello policiaco a sus gobiernos porque es lo que conocían. Bien o mal, priorizaron sus preferencias profesionales para darle forma a su administración. Esto es entendible, ya que todos somos diferentes y no podemos dar lo que no somos.
La administración de la ex alcaldesa Maki Ortiz se caracterizó por ser de corte femenino, con actividades siempre relacionadas al empoderamiento de la mujer en la sociedad. La ex alcaldesa ha manifestado en innumerables ocasiones que luchará y seguirá luchando por esta causa.
La breve carrera política de Carlos Peña ha estado siempre de la mano de su madre, la ex alcaldesa Maki Ortiz. Su paso por la Presidencia del DIF, donde fue designado por ser el hijo de la alcaldesa de turno, fue suficiente mérito para convertirlo en el actual Presidente Municipal, aunque al parecer no ejerce plenamente sus funciones.
La falta de experiencia laboral, la juventud o tal vez algún otro factor han impedido que el alcalde imprima un sello personal a su administración. No es común verlo supervisando obras, en el arranque de las mismas o saludando al personal del municipio. Sin duda, los baños de pueblo y las caminatas en las colonias no son lo suyo y, por más que lo intente, nunca lo será.
Al igual que su madre, los festejos, las tertulias, bodas colectivas, quinceañeras y, sin duda, la lucha por el empoderamiento femenino han continuado en la actual administración. Esta es la continuidad del “Makiato”, una administración rosa, de fiesta, de alcurnia, de derroche. Así es recordada la administración de su madre, y así será recordada la suya. ¿Continuidad o sello propio? ¿Usted qué opina?
